Hacía tiempo que no le prestaba atención. En realidad hay demasiado ruido. En esta noche, de repente el silencio apareció. Y entonces lo oyó. Era un rugido fuerte, vigoroso, de arrastre, de rompiente. Oía al mar, lo olía. El salitre subía y se expandía. Abrió los oidos, abrió los pulmones, respiró, escuchó. Uh, le encanta los colores, los sonidos, los rugidos, los suaves runrúnes, el arrastre de las piedras del mar. Esa mar de corrientes, de silencios, de oleajes y tormentas.